miércoles, 26 de enero de 2011

El arte del disfraz...

Hoy ha llegado el día de decir la respuesta al acertijo de los triángulos, ¿lo habeis adivinado? Aquí esta la respuesta: 28. ¿Habeis acertado o no? La ciencia de la observación (nuestro primer paso para el desarrollo de la ciencia de la deducción) lleva su tiempo. Ahora quiero que volvais a mirar la fotografía de los triángulos y que intenteis contar los 28 triángulos, así os dareis cuenta de que no hay truco alguno ;)

Como sabeis, seguidores incondicionables de Sherlock Holmes, que a nuestro detective se le daba bastante bien el arte del disfraz. Y lo demostraba de mil y una formas posibles:

"Eran ya cerca de las cuatro de la tarde cuando se abrió la puerta y entró en la habitación un mozo [...] desarreglado y sin afeitar, con la cara enrojecida y un atuendo impresentable. A pesar de lo acostumbrado que estaba a los sorprendentes disfraces de mi amigo, tuve que mirarlo de arriba a abajo para convencerme de que, efectivamente, se tratababa de él". ~ Escándalo en Bohemia.
Estos atuendos, que sorprendían al más incrédulo, no solo se quedaron en la literatura, sino que pasaron a la propia realidad. Hoy os contaré la historia de Eugène François Vidocq, hombre que pasaba de la delincuencia a la justicia en los que canta un gallo.

Nacido (según los historiadores) entre 1773 y 1775 en Arras (Francia), desde pequeño era ladrón y rebelde. Durante su adolescencia se unió a un grupo de actores de teatro que le enseñaron todo lo necesario para disfrazarse pasando desapercibido. Se dice que se unió al ejército y que tras una baja, volvió a su pueblo natal, donde se dio cuenta en la sociedad inestable que se vivía aún tras el estallido de la Revolución Francesa. Vidocq empezó a trabajar para Lebon, gobernador de la provincia en aquella época, para salvarse de la guillotina debido a un chitavazo. A pesar de tener un odio intenso hacia Lebon, éste no pensaba lo mismo de Vidocq. Sin embargo, Vidocq vivió a los límites de la legalidad por lo que fue encarzelado varias veces, pero gracias a su arte para disfrazarse consiguió fugarse la mayoría de las veces que le encarcelaron. Una cierta calma empezó a reinar en Francia, cuando el 1804 Napoleón se nombró emperador. Comenzó así una red de espionajes por todo el país que dejó encerrado a Vidocq, por lo que decidió colaborar con la policía para hacer de espía en el mundo de la delincuencia. Gracias a esto, Vidocq pudo contactar con las mafias más fuertes de toda Francia, por lo que salió a relucir su ingeniosa capacidad para el disfraz. Al igual que Sherlock Holmes, amaba el trabajo sistemático. Todo lo que investigaba o descubría, lo documentaba. Una de sus ideas, que fue introducir a ex-convictos en la cárcel instruidos y orientados, tuvo tanto éxito, que decidieron darle mayores proporciones, por lo que se fundó la Brigade de la Sûreté, que más tarde se convirtió en una fuerza de seguridad reconocida mundialmente. Entabló amistad con grandes novelistas franceses como Honoré de Balzac, Alejandro Dumas (padre) y Victor Hugo. Todos ellos se inspiraron de los conocimientos, documentos y disfraces de Vidocq, por ejemplo: "El conde de Montecristo" de Alejandro Dumas o "Los miserables" de Victor Hugo giran en torno del disfraz, a fugas de enorme intensidad dramática, a delincuentes y persecuciones.

Como veis, disfrazarse no es una tontería, para algunos era una manera de vivir o incluso de sobrevivir.

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